Homeopatía
Coja una pequeña cantidad de alguna sustancia que, supuestamente, provoca los mismos síntomas y signos que una enfermedad (o parecidos) y dilúyalo en 99 partes de agua. Con esta disolución (o dilución) vuelva a diluirlo otra vez en 99 partes de agua y vuelva a diluirlo otra vez de la misma forma, otra vez, otra vez, otra vez, otra vez… y así decenas de veces, todo fuertemente agitado. Cuando en su disolución no exista la más mínima posibilidad de que haya algo más aparte de agua, añada la “disolución” a unas píldoras de azúcar y enváselas. Ya está listo para venderse en farmacias como medicamento homeopático. Un producto que, por cuestiones legales, no necesita demostrar eficacia y tampoco puede, por tanto, etiquetarse con indicaciones para el tratamiento de enfermedades.
¿En qué consiste el engaño? Los “medicamentos” homeopáticos son sólo pastillas de azúcar y, con suerte, algo de agua. No existe ningún principio activo. El supuesto mecanismo de acción de la memoria del agua que atribuyen sus defensores es inventado y no existe ninguna prueba de ello. De hecho, si la memoria del agua existiera todos moriríamos intoxicados al beber cualquier agua depurada. Se han realizado numerosos ensayos clínicos y se ha demostrado que tiene la misma eficacia de cualquier otro placebo.
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